ESTILO BOHEMIO (BOHO)
El estilo bohemio o boho chic expresa una estética relajada, artística y ecléctica. Se inspira en la filosofía de vida libre de los bohemios y hippies de los años 60, incorporando elementos de diversas culturas. Es un estilo desenfadado y muy personal, donde conviven colores, patrones y texturas en aparente desorden, pero logrando un ambiente cálido y acogedor. Visualmente, suele combinar materiales naturales con artesanías, textiles étnicos y una paleta que incluye tanto tonos neutros como acentos vibrantes (por ejemplo, rojos, naranjas, fucsias, púrpuras).
Un interior boho se reconoce por su aire casual y acogedor, casi de refugio artístico. Es común ver una mezcla de muebles vintage desgastados con otros piezas exóticas, cojines de diversos motivos, alfombras sobrepuestas, cortinas livianas, macramé colgando de las paredes y abundantes plantas de interior. No hay miedo al color ni a la mezcla: un tapiz marroquí puede convivir con un mueble rústico patinado y lámparas de papel, por ejemplo.
Reglas básicas:
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La principal regla es que no hay reglas estrictas, sino buscar la comodidad y la expresión individual. Aun así, conviene tener cierta coherencia cromática: escoger una gama de colores base (tierras y neutros suelen funcionar) y a partir de ahí añadir tonalidades intensas en detalles, cuidando que todo armonice.
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Incorporar textiles estampados (kilims, bordados, telas orientales) y mezclar distintos estampados de forma intencional.
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Usar muebles y decoraciones artesanales o con aspecto hecho a mano, que aporten autenticidad: por ejemplo, una mesa de centro de madera tallada, faroles marroquíes, cojines tejidos a crochet.
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La iluminación debe ser suave y ambiental, privilegiando lámparas de pie con pantallas de tela, guirnaldas de luces cálidas, velas y faroles para crear rincones íntimos.
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Es importante no saturar demasiado el espacio con objetos; aunque es un estilo maximalista en esencia, cada pieza debe contar una historia y sumar al conjunto hogareño.
Paleta de colores: Rica y variada. Predominio de tonos tierra (beige, marrón, ocre) como base, combinados con colores vibrantes: naranjas, rojos, fucsias, morados, turquesas. También blanco roto o crema para equilibrar. Es importante mezclar colores cálidos y fríos con cierto equilibrio.
Materiales: Naturales y artesanales: madera (incluso reutilizada o envejecida), fibras vegetales (mimbre, cáñamo), cuero, textiles de algodón o lana con estampados étnicos. Objetos hechos a mano o de aspecto rústico (cerámica artesanal, macramé, cestería).
Mobiliario: Muebles de estilos mezclados: puede haber una silla vintage de los 60 junto a una mesa de centro tallada de la India. Muchas veces son muebles bajos o modulares pensados para relajarse (pufs, taburetes marroquíes, hamacas interiores). Nada debe lucir demasiado “nuevo” o rígido.
Iluminación: Cálida y múltiple: lámparas de mesa con pantallas de tela estampada, faroles y portavelas repartidos por la habitación, guirnaldas de luces amarillas creando ambientes íntimos. Se busca una iluminación ambiental tenue que invite a la relajación.
Texturas y decoración: Gran protagonismo de los textiles: alfombras superpuestas, mantas boho, cortinas vaporosas. Mezcla de patrones (geométricos, florales, tribales) en cojines y tapices. Muchas plantas de interior, libros, arte y recuerdos de viajes. El resultado es un espacio vivido y lleno de personalidad.